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No existen criterios uniformes para elegir un juguete ideal para los niños. Pero en términos generales, éste debe potenciar su inteligencia, fomentar su creatividad y forjar sus ganas de descubrir y claro está, de jugar.

Criterios para elegir juguetes

Criterios para elegir juguetes

Sin embargo, cada niño es un universo diferente y no necesariamente todos los niños de la misma edad tendrán los mismos gustos, intereses, ni se sentirán atraídos por los mismos objetos.

De esta manera, si conocemos bien al pequeño, debemos plantearnos premisas como las siguientes:

1. Posibilidades de los juguetes

Lo primero es leer la edad recomendada de cada juguete en la caja del mismo. Con sólo observar ese pequeño detalles, nos llevaremos una idea de la gama de juguetes que podrían interesar al niño

2. Preferencias de los juguetes

Es necesario observar al niño y fijarse en qué le gusta jugar y así determinar sus preferencias, qué le gusta, qué le llama la atención. Si sumamos esto a un juguete recomendado para alguien de su edad, tenemos prácticamente la compra del juguete ideal.

Por ejemplo, si a tu hijo le gusta jugar a las familias, regálale muñecos pequeños o una familia de animales. Si es un bebé y se queda atento a cómo enciendes y apagas el interruptor de la luz, un juguete causa-efecto le vendría bien.

Aún mejor, si es de los que todo se lleva a la boca y lo muerde, dale un mordedor, muñecos de goma… etc. Y si ama los colores muy vivos, cualquier juguete de colores brillantes le sentará bien. En cambio, si es de agarrar objetos y tirarlos, las pelotas de goma son las más indicadas.

Si le agrada buscar cosas escondidas, puedes brindarle un juego de encajar objetos y si más bien le agradan las canciones una caja de música. Si le gusta andar explorando sobre la tierra y el agua, un pequeño rastrillo y su cubo serán su juguete más adecuados y si le gustan los mimos un muñeco o un peluche.

Todo ello si se trata de bebés de 0 a 2 años. Pero si son bebés que ya pueden caminar y son más independientes, las necesidades cambian. A aquellos traviesos que gusta correr, un columpio o un tobogán le vendría bien. También son aconsejables para esa edad cubos, palas, baldes de plástico, pelotas de espuma, instrumentos musicales, juegos con resortes, teléfonos, coches, correpasillos, colchonetas, cuentos grabados o discos de música infantil.

Para niños de 2 a 6 años podemos pensar en juegos de bolos, aros para ensartar, triciclos, monopatines, plastilina, pinturas, rompecabezas, cocinitas, pizarras, pinturas, etc. En el caso de niños mayores de 6 años, ellos ya tienen claro qué es lo que quieren y piden a los padres sus juguetes preferidos.

3. Juguetes con los que ya cuenta.

Si conocemos bien a nuestros hijos y sabemos qué es lo que le gusta, podemos ampliar su colección de muñecas o coches o bien renovar su larga lista de juguetes y optar por algo novedoso para él.

Recalcamos que para ello es bueno saber qué le gusta. Por ejemplo, si la pequeña es una admiradora de determinada marca de muñecas, podemos regalarle el último modelo de la misma y enriquecer su variedad. Pero si la vemos más interesada en los juegos de imitación, podemos brindarle una cocinita. Eso sí, busquemos siempre juguetes que den rienda suelta a la imaginación y que no hagan todo por los niños, ya que los limita.

Otro punto importante es que el niño siempre cuente con juegos que pueda realizar en equipo, esto para forjar los lazos familiares o de amistad con niños de su edad.

4. La seguridad del juguete

Que el juguete nos brinde todas las medidas de seguridad es importante, pues en el mercado existen marcas que no cuidan lo suficiente estos detalles.

Para ello hay que tomar en cuenta el material con el que fue elaborado, pues no debe ser tóxico al tacto o en caso de ser tragado. Asimismo, las piezas no deben ser tan pequeñas para evitar ser ingeridas. Tomemos en cuenta que los niños gustan de desarmar los juguetes para ver cómo funcionan por dentro, por lo que hay que prevenir esta situación comprando objetos que no se averíen por el hecho de desarmarlos y que sus piezas no sean excesivamente pequeñas.

También debemos tomar en cuenta si la pintura se descascara, y si la misma puede intoxicar al pequeño. Verificar que el juguete esté bien pulido y que sus bordes no tengan filo.

Por ejemplo, los muñecos con alambres pueden resultar peligrosos, al igual que los que tienen ojos fáciles de tragar y de ser ingeridos. También debemos estar alerta con aquellas promociones de algunos productos que ofrecen tatuajes a prueba de agua o canicas o pulseras, pues no sabemos su procedencia y si pueden causar algún daño al más pequeño.

Y lo más importante: no dejemos solos a los niños cuando juegan. Ellos deben contar siempre con la supervisión de un adulto que cuide su integridad.

5. Lo divertido que puede ser un juguete.

Además de los beneficios que pueda permitir, no olvidemos que quienes interactuarán con el juguete son los niños y lo que ellos buscan, por encima de todo, es tener un rato de diversión, así que no olvidemos que el juguete debe ser altamente entretenido y no meramente educativo, pues si buscamos darles más tareas de las que ya tienen en la escuela y se le complica demasiado usarlo, terminarán por dejarlo.

No olvidemos que al darle bienestar y felicidad al niño a través de un juguete, afianzamos su seguridad en sí mismo.

6. La practicidad de un juguete.

Un juguete debe ser práctico. Fácil de transportar, nada pesado, simple de guardar, que no requiera constante cambio de pilas por ejemplo, que no sea demasiado grande, pues la idea es que el niño pueda hacerse cargo de él sin problemas.

7. La belleza de un juguete

Para un pequeño, todo entra por la vista, y si el juguete no es lo suficientemente bonito, atractivo y vistoso, no le apetecerá usarlo. Además, debe estar hecho de materiales lo más naturales posibles, como algodón, corcho, madera o lino.

   

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