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El universo de un bebé es fantástico, él nace con todos los sentidos que se requieren para jugar: oído, vista, gusto, tacto y olfato. En esta etapa, el pequeño observa, experimenta y empieza a dominar su entorno. Asimila sensaciones que lo ayudarán a estar preparado para utilizar los juguetes, por ejemplo, cuando oye tu voz, oye las risas y música, a la vez siente las formas y texturas, como la barba de papá, la nariz de mamá, alguna prenda del hermano, saboreando algún objeto de un ser querido, viendo las luces, las sombras y movimientos. Aprende a apreciar olores, observa el paisaje, percibe el aroma de mamá, el sudor de la ropa de papá o la merienda del hermano.

Bebé preparado para jugarLa manera como juegas con el niño determinará la forma de jugar cuando sea mayor. Los bebés que se van sintiendo seguros, tienden a buscar placer y estimulación, así como relaciones positivas. Por el contrario, aquellos que no tienen la suerte de recibir dichas atenciones, suelen tener señales de miedo, retraimiento, falta de confianza, ausencia de respuestas, etc. Hay que tener en cuenta que los bebés perciben todo desde su nacimiento, por lo tanto la forma como son tratados influirá en el futuro.

A través de los sentidos, el bebé va absorbiendo lo básico, siendo el táctil y auditivo los más desarrollados, sin embargo, el gusto el olfato y la vista van progresando con rapidez. En esta etapa debes tocar al bebé de manera agradable y tranquilizadora, puedes darle baños suaves y relajantes, llevarlo pegado junto a ti, acurrucarlo, mecerlo, cantarle, abrigarlo en una manta suave, susurrándole cosas cariñosas y agradables.

Como ya es conocido por todos, la lactancia materna implica un acercamiento entre madre e hijo, proporcionando una estimulación táctil, nutrición e inmunización. Esta acción es ideal para establecer una comunicación estrecha entre la mamá y el bebé. Los especialistas coinciden en que el tacto es una herramienta de apoyo emocional esencial, si tu bebé no recibe atenciones como los abrazos, puede que no evolucione ni se desarrolle como se espera. El contacto con los hijos es primordial para mantener su autoestima y emociones equilibradas.

Gracias a las respuestas primitivas de los sentidos del bebé, pueden obtener sus primeras nociones sobre el amor y la confianza. Dichas respuestas son transformadas en un significado, no solo ve, sino también observa, aprende a diferenciar sonidos, no solamente oye. Durante su primer mes, el bebé estará casi todo el tiempo dormido o alimentándose.

Le llama la atención la luz y sonido, prestando atención inmediatamente. Los sonidos bruscos tienden a asustarlo, por lo cual hay que evitarlos en la medida de lo posible. Sin embargo, si sucediera que el bebé no se sobresalte por un sonido fuerte como un portazo, sería necesario consultarlo con el pediatra, ante una posible lesión auditiva. Hay que tener presente que el bebé ha pasado de un periodo prolongado de encontrarse en un entorno oscuro y silencioso a un mundo de luz y ruido. En un inicio es complicado que sus ojos enfoquen durante las primeras semanas y puedan seguir los objetos en movimiento de manera precisa. Al principio, solo identifica sombras de color gris y blanco. Posteriormente, comenzará a distinguir colores que le encantarán.

Conforme va creciendo, el pequeño aprenderá a enfocar sus ojos en las formas de los techos y paredes. Cuando tiene de cuatro a cinco semanas, toma mayor conciencia de su entorno, sus ojos enfocan mejor las cosas, mientras que los objetos y juguetes comienzan a tener mayor importancia.

Los juguetes móviles o con música, serán los más atractivos para los bebés, respondiendo a estímulos, sonrisas, sonajeros, etc. Le llamará la atención todos los juguetes que tengan colores y sean vistosos.

Al tener las seis semanas, el bebé observará contento a un objeto que se mueva con el viento. Demuestra alegría cuando oye a la gente o los sonidos como teléfonos. Se pone feliz cuando mira a papá y mamá, disfruta de cada gesto que puedan expresarle, mueve sus brazos y piernas, sin embargo no puede sostener los objetos por demasiado tiempo. Los ojos pueden moverse, empezando a coordinar o siguiendo a un juguete que va moviendo despacio delante de él. En los primeros meses, los bebés enfocan mucho mejor aquellos artículos que se encuentran a 20 ó 30 centímetros de su vista. Podemos aprovechar el momento, para mostrarles imágenes interesantes que posteriormente sean parte de su vida cotidiana.

La posición preferida por el bebé es cuando se encuentra tumbado en la cama boca arriba con las piernas encogidas y la cabeza girando hacia un lado.

Los bebés más pequeños sienten atracción por los dibujos que tienen formas más sencillas que suelen contrastar con el fondo. Suelen mirar el contorno de las siluetas en lugar del centro. Cuando van creciendo sí se fijan en el centro viendo los detalles. Poco a poco irán pasando de las formas sencillas a las más complejas, al tiempo que puedes hablarle explicándole lo que está observando. El periodo de atención que brinda el bebé resulta ser breve durante los primeros meses, por lo que las sesiones deben ser cortas.

   

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