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Desde siempre, la publicidad ha intentado persuadir a los potenciales clientes. No obstante, en numerosas ocasiones, a juicio de muchos adultos, la publicidad actual ha multiplicado significativamente ese potencial a través del bombardeo de sugerentes imágenes, luces y colores vivos y sonidos espectaculares con los que antes ni se podría imaginar. Los anuncios de juguetes ahora son más breves, los planos más cortos y los espacios entre anuncios son menores.

La publicidad infantil y los anuncios de juguetes, a menudo, son vistos con recelo por los padres. En sus juicios de opinión y valoración se funden la crítica por la sofisticación de los productos y la inevitable inducción a la compra que ejercen los niños sobre ellos.

Seguramente, hoy más que nunca antes, la mayoría de los niños conocen las novedades en materia de juguetes gracias a los anuncios de la televisión y a los portales de Internet.

Son numerosas las investigaciones que demuestran el fuerte impacto que las imágenes de los diferentes medios de comunicación –sobre todo la televisión- causan en el público infantil.

La visión de imágenes o anuncios de juguetes induce a los niños a una lectura sentimental cognitiva que asocian a situaciones cercanas a ellos.
Para los medios de comunicación los niños son un público objetivo muy rentable, es más, son un factor decisivo en la decisión de compra del adulto y más tarde son clientes potenciales.

Hoy día, es habitual ver anuncios de juguetes en determinadas franjas horarias, pero sobre todo en Navidad, con las consiguientes repercusiones en las compras de juguetes de los adultos influenciados por los más pequeños.

Por todo ello, es inevitable la desconfianza hacia la utilización persuasiva que realiza habitualmente la industria juguetera a través de los anuncios de televisión.

Tal es así, que por ejemplo en Suecia la publicidad de juguetes en televisión teledirigida a niños de menos de 12 años está prohibida.
En Bélgica y Luxemburgo los anuncios de juguetes no pueden emitirse ni cinco minutos antes ni cinco minutos después de la programación infantil.
En Italia está prohibido la interrupción de los dibujos animados para emitir anuncios  infantiles.

No obstante, la publicidad puede verse desde otra perspectiva menos crítica. Los anuncios de juguetes pueden verse como un potente medio para inculcar al niño los valores que la sociedad considere deseables mejores.

El miedo a la publicidad infantil en una moderna sociedad se ve cuestionado cuando se considera que es demasiado lo que una empresa juguetera se juega con cada anuncio. Es más, si esta empresa se mostrarse contraria a los valores socialmente deseables, seguramente fracasaría.

   

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