Luego de las queridas vacaciones donde se ha descansado, divertido y aprovechado el tiempo en su máxima expresión, empieza la etapa especial, denominada síndrome post-vacacional en la que tenemos que hacernos la idea de regresar a las labores y la vuelta al colegio, tanto en adultos como en niños. En estos últimos, con más razón, resulta un tanto difícil dejar los instantes de ocio y juego, así como de permanecer con la familia y los amigos. Llega el momento de reencontrarse con los compañeros, estrenar libros, uniforme o hasta el colegio donde va a estudiar.

A todos nos cuesta acostumbrarnos a la rutina del día a día, iniciar los deberes, levantarse más temprano, dejando de lado, el tiempo de descanso. Es normal, que los niños sientan pena o aquella sensación de abandono, al estar separados de los padres.

Los profesores representan un rol importante en los niños, sin embargo, es necesario recomendarles a los padres, algunos consejos prácticos, para estos momentos:

-Se debe preparar con anticipación junto a los hijos, el material escolar: estuches, si es necesario forrar cuadernos y libros, etc.

-Demostrar interés en el contenido de los nuevos libros.

-Transmitirles la ilusión de iniciar un nuevo curso o escuela, indicándoles que aprenderán situaciones nuevas.

-Brindarles seguridad y una actitud positiva.

-Permanecer expectantes y comunicarse con los hijos, para saber lo que sienten y ayudarles en las dudas o miedos, que pudieran tener.

Es recomendable e ideal que los padres no demuestren sus temores, preocupaciones e inquietudes, con respecto al primer día de clases, ya que los niños perciben y captan todo, lo cual influiría en su actitud, perjudicándolos en su desenvolvimiento. El ambiente en el hogar debe ser motivador, enfocándose ante el nuevo reto. Hay que tener claro, que el aprendizaje y las obligaciones no deben representar un castigo.

Hay que transmitirles a los hijos, confianza y seguridad, hay que aprovechar para reflexionar y observar qué otras actividades pueden desarrollar los niños, según sus talentos y habilidades. El lema motivador podría ser: cada año, algo nuevo.

A continuación se proponen alternativas interesantes de estimulación para aplicar en el hogar:

-Fomentar el hábito de lectura en los niños, enseñarles a ser constantes y dedicarles un tiempo durante el día para practicarlo. Existen variados libros infantiles que ayudan a atraer su curiosidad y atención. Es formidable cuando se practica la lectura en familia, lo cual ayuda a mejorar la comunicación entre todos.

-Practicar algún deporte, ayudará a potenciar el desarrollo motriz, ayudando a mejorar sus relaciones sociales.

-Desarrollar las capacidades que tiene el niño, observar en qué áreas destaca, ya sea música, creatividad, dibujo, agilidad y memoria, etc. los padres junto a los maestros podrán descubrir en qué áreas los niños destacan o podrían tener aptitudes para guiarlos y desarrollar su potencial.

-Enseñarles la importancia de comunicarse en la familia. Establecer horarios, diferenciar las horas de ver televisión, ya que ello puede restar tiempo valioso para conversar en el hogar. Compartir los momentos y situaciones del día.

-Organizar otras actividades al aire libre como salir de viaje, pasear en el campo, tener contacto con la naturaleza, etc.

-Asignarles responsabilidades para que aprendan a ayudar en las labores cotidianas, ya sea arreglar la mesa, ordenar los juguetes, a la vez que colaboran con sus padres.

-Es ideal que los hijos aprendan a realizar tareas como cocinar o ser un pequeño jardinero, actividades que cuando son adaptadas a su edad les gusta y también están dispuestos al aprendizaje.

Los padres deben crear conciencia en sus hijos de que regresar al colegio no tiene por qué ser aburrido, sino por el contrario positivo, ya que tienen la oportunidad de aprender e introducir nuevo hábitos para mejorar y desarrollar sus habilidades.