Llegar a consolidar habilidades propias de la motricidad fina es bastante más difícil que hacer lo propio con la motricidad gruesa. Por ello, estimularla no viene mal.

Estimulación de la motricidad fina

Hay que tener en cuenta que para lograr con éxito una habilidad motora fina es necesario planear la actividad, dedicar tiempo y diversos materiales (manualidades, rompecabezas…) que le gusten para poder jugar y que el niño no se aburra.

Son tareas idóneas para facilitar la motricidad fina: colorear, pintar, seguir figuras de puntos, recortar figuras, moldear figuras con plastilina… etc

También se puede probar con tareas cotidianas más adultas que precisan de la coordinación de ojos y manos como usar el teclado o el ratón de un ordenador, poner y distribuir la masa de una tarta en un molde…

La motricidad fina desempeña un papel muy importante en la etapa escolar porque está muy rellacionada con el desarrollo cognitivo y de la inteligencia.