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El lenguaje y la comunicación son dos temas que en ocasiones pueden causar confusión. Las bases necesarias para la aparición del lenguaje oral son desarrolladas a partir del primer año de vida, porque en esta etapa el niño es capaz de expresarse con las personas de su ámbito a pesar de que todavía no hable.

Desarrollo lenguaje niñosLos pequeños suelen mostrar un gran interés por la voz humana, aunque no comprenden todo lo que le decimos, ya que en primera instancia solo entienden las situaciones en las que utilizan esas palabras.

El desarrollo del lenguaje es fundamental desde que el niño comienza a crecer y tener uso de razón, porque será la base para establecer una óptima comunicación. Es normal que el pequeño se encuentre con inconvenientes en el habla, como por ejemplo la tartamudez, asimismo dificultades en el lenguaje escrito. Ello puede ir corrigiéndose llevando las terapias recomendables para solucionarlo. Es esencial mantener un ideal desarrollo en los primeros años porque adquieren las habilidades necesarias.

¿Cómo estimular el desarrollo del lenguaje en los niños?

-Debemos fomentar la estimulación para la actitud verbal desde que nacen, hablarle constantemente, contarles lo que vamos a hacer, a dónde va y todas las situaciones que pasarán en su vida cotidiana, de esta manera ayudaremos en el proceso del habla posterior.

-Hay que generar un tiempo para que los niños expresen sus deseos, necesidades, sentimientos y pensamientos. Debemos ser pacientes ya que tardarán en expresarse como quisiéramos hasta lograr una comunicación más fluida, hay que darles tiempo para que pregunten o respondan según sus necesidades.

-Hablemos con propiedad sin disfrazar las palabras, designar correctamente los objetos, acciones y situaciones.

-Comunicarnos en un tono de voz adecuado. No se les puede exigir a ellos que no griten si nosotros no les damos el ejemplo.

-Inculcarles tomar conciencia de respetar los turnos para hablar sin interrumpir o atropellar conversaciones.

-No debemos hacer comentarios negativos sobre su lenguaje delante de él.

A continuación algunas recomendaciones para extender los enunciados de nuestros hijos:

Expansión sintáctica: Por ejemplo cuando él exclama: “casa grande”, le diremos: “Sí, es una casa grande”, de tal forma que ayudamos a introducir nuevos elementos sintácticos que contribuyen a alargar sus frases e introducir los nexos necesarios para el lenguaje.

Expansión semántica: Introducimos palabras acompañadas de un significado, aumentando el contenido semántico. Así tenemos que él dice: “Mira, una casa grande” a lo que nosotros responderemos “Sí, es una casa grande y muy bonita”.

• Hay que felicitarle cuando observemos que se está esforzando en hacer bien las cosas, si por el contrario no vemos que lo hace de manera correcta, no le digamos nada abruptamente, solo lo corregiremos de manera paciente sin que sienta que se está haciendo constantemente.

• Fomentemos en ellos el interés por la lectura. Hay que seleccionar los textos y libros adecuados según su edad y capacidad lectora. Si todavía no sabe leer démonos un tiempo para leerle un cuento, si no entendiera algunas palabras hay que explicárselas de manera sencilla, relacionándolas con otras para que ampliemos así su vocabulario.

El desarrollo del lenguaje por edades

Las primeras palabras de los niños suelen generarse en el primer año de vida, es importante recalcar que el desarrollo del lenguaje suele ser más rápido en las niñas que en los niños.

En general si apreciamos que nuestro hijo tiene un lenguaje de un niño seis meses menor, esto puede ser un aviso de que algo no marcha correctamente. Por ello, debemos consultar a los especialistas para que valoren si es posible realizar un tratamiento de estimulación del lenguaje, con el objetivo de prevenir alteraciones en el desarrollo del mismo.

Como es conocido, los recién nacidos se comunican a través del llanto. Este irá modulándose poco a poco, hasta que los padres sean capaces de identificar los diferentes estados de ánimo de su pequeño, según los tonos.

Cuando cumplen los tres meses inician un balbuceo como parte de sus primeros intentos para articular las palabras. Los sonidos suelen ser guturales y labiales, escucha su propia voz, repitiendo sonidos.

A partir de los 6 meses, los infantes empiezan a gritar, su distracción es escuchar los sonidos que él mismo produce. Empiezan a articular sílabas como “pa”, “ma” o diptongos. Se trata de un juego fonético funcional, indispensable para la aparición del lenguaje.

Cuando finaliza el primer año, emplea el sonido para lograr una respuesta de su entorno, imitando a los adultos. Poco a poco van entendiendo más palabras. La persona adulta, cuando se dirige a un niño de esta edad va cambiando los tonos de expresión, ya sea con enfado, broma o afecto. El niño asimila esto, adquiriendo un valor representativo de lo que va escuchando.

Al tener año y medio el niño es capaz de mantener 10 a 12 palabras. Se trata de un proceso en el que tiene un lenguaje particular que en ocasiones es difícil de entender por los adultos y que lo acompaña durante sus actividades. Son sus primeros inicios de utilizar una “palabra-frase”. Estar atentos a lo que manifiestan porque para ellos una palabra puede significar muchas cosas o expresar necesidades.

En los 2 años, el pequeño comienza a tener un pensamiento simbólico incipiente, continúa ampliando su vocabulario, empezando a comprender el significado de más palabras, inicia frases de 2 a 3 palabras con los verbos en presente. No es posible todavía tener clara la idea de su identidad frente al resto, utiliza su nombre para representarse, y habla de sí mismo en tercera persona.

Cuando llegan los 3 años, avanza de manera apresurada, se encuentra en la etapa en la que no para de hablar, presenta un lenguaje de matiz egocéntrico. Le encanta preguntar, le es difícil respetar los turnos para hablar, intenta ser el centro de atención cuando se expresa. Los juegos y acciones siempre están acompañados de la palabra porque tiene la necesidad de expresar el pensamiento.

Hacia los 3 a 4 años, el número de palabras aumenta llegando hasta las 1000. Emplea el “yo” para nombrarse, utiliza pronombres personales, adjetivos, verbos, el plural y singular, la capacidad de retención va aumentando, adquiere nuevo vocabulario y memoriza canciones, poesías y adivinanzas.

El momento en que el pequeño habla sin parar llega a los 4 y 5 años, siempre buscando ser el centro de atención, su lenguaje resulta ser un monólogo colectivo. Le encanta jugar con el lenguaje que considera domina, trata de inventar canciones, poesías y adivinanzas. Interpreta personajes de cuento, emplea expresiones de adultos que ha escuchado previamente.

A los 5 y 6 años se considera finalizado el proceso de adquirir los pilares de la lengua, luego comenzará a ampliar y perfeccionar su vocabulario, es por ello que ya se puede iniciar con la etapa de aprendizaje en la escritura.

   

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