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La situación de los niños zurdos se torna distinta a los demás casos. Es así que situaciones que son tan sencillas de por sí, no lo son para ellos. De esta manera, se genera ansiedad, frustración hasta falta de confianza al momento de realizar una acción.

Niño que usa la mano izquierda

Niño zurdo

Uno de los inconvenientes que presenta un niño zurdo, se relaciona con la confusión interna que se forma en el niño cuando es motivado por los adultos a utilizar su derecha.

Unos niños son diestros, otros son zurdos

La explicación más sencilla tiene que ver con la dominancia cerebral diferente. El hemisferio derecho dirige los movimientos del lado izquierdo del cuerpo, mientras que el izquierdo preside los del lado derecho. El hemisferio izquierdo es el más dominante en la mayoría de los niños diestros, sin embargo, en el caso de los zurdos, prima el lado derecho.

La evolución normal del cerebro busca una lateralidad homogénea, la cual pasa por distintos procesos, es decir que la persona tenga el ojo, oído, la mano y el pie del mismo lado del cuerpo como dominantes. En el caso de un pequeño menor de un año, todavía no consigue definir su lateralización, por lo cual es ambidiestro, porque desarrolla sus acciones y habilidades con ambas manos.

Generalmente, entre los 2 y 4 años se reconoce cuál será la tendencia determinante de una mano y la otra. Si cuando tiene 4 años todavía se muestra ambidiestro, será recomendable visitar al pediatra para descartar problemas de maduración motriz.

Al comienzo de la enseñanza básica, cuando tienen 6 años, se sabe con seguridad si el niño es diestro o zurdo, ya que debe optar por una mano dominante para la escritura. Además, se han presentado casos en el que se presenta una “lateralización cruzada”, es decir si el niño es diestro de mano y zurdo de ojo, o viceversa.

Conforme suceden los cambios estructurales del sistema nervioso, propios del desarrollo infantil, va madurando la especialización de los hemisferios cerebrales, en labores de control motor fino de la mano y en habilidades de lenguaje, los cuales llevarán a mayores logros funcionales.

Definiendo la lateralidad

Es importante que ayudemos al niño a definir su lateralización de manera adecuada, explicándoles que es una condición natural y que ser zurdo no resulta malo ni bueno.

Las posibilidades de que un niño sea zurdo son cerca de 3% si ambos padres son diestros. Si un padre es zurdo la cifra puede subir a 18% de probabilidades y si madre y padre lo son, se incrementa hasta un 50%.

Se debe dejar a la naturaleza la determinación de la lateralidad, jamás tratar de forzar ni contrariar a los niños zurdos a utilizar la mano derecha, puesto que pueden llegar a invertir las funciones cerebrales, generando problemas de orientación espacial, deficiencias en el habla o coordinación visora-motora, retrasando su desarrollo y afectándolo emocionalmente.

El niño debe darse cuenta por sí solo cuál es su mejor mano y los padres no deben oponerse a ello, porque podrían generar una frustración, inseguridad e introversión, si se les fuerza a utilizar una mano contraria. Los padres deben acompañar a los niños en todo momento, guiando sus principales pasos y moldeando su conducta para que su crecimiento y desarrollo sea óptimo, sin presiones de ningún tipo.

   

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