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El lenguaje es una de las características primarias que todo niño debe estimular. Los bebés poseen ciertas herramientas innatas que les permiten ir adquiriendo el lenguaje.

La comunicación es básica desde que inician sus primeros deseos de expresarse. Los niños sienten la necesidad de interactuar con los padres y adultos, es así que las palabras comienzan a tomar sentido para ellos, más allá de resultarles sonidos extraños.

Comunicación niño

Lenguaje en bebés

Las personas que acompañan al niño en el proceso de aprendizaje, son vitales, puesto que los pequeños adquieren el ejemplo de las personas que les rodean. Es necesaria, la presencia de un adulto, de lo contrario se corre el riesgo de no desarrollar el lenguaje adecuadamente o retrasarlo.

La intención de comunicar y compartir emociones forma parte del lenguaje, además de estar ligada directamente a las palabras. Durante los primeros cinco años de vida, los niños comienzan a relacionarse e interactuar, para lo cual utilizan el lenguaje.

El niño disfruta de la compañía de un adulto, porque siente que producir palabras resulta gratificante para él. La mejor manera de estimular al pequeño es compartiendo, jugando e inclusive paseando con él, con tareas y prácticas sencillas podemos lograr estimularlos.

El tiempo que podemos brindarles permitirá obtener excelentes resultados. Se deben aprovechar instantes básicos como alimentarse o vestirse, actividades que permiten que el lenguaje se desarrolle con mayor frecuencia y exista un contacto más directo con los niños.

La comunicación e interacción con nuestros hijos son esenciales para lograr su progreso, además que permitirá estrechar mayores vínculos, generando una confianza irremplazable.

Los especialistas en el tema, dan algunas luces de lo que podrían ser los ambientes ideales para que el niño desarrolle mejor el proceso de comunicación.

Tenemos el ambiente sistemático, que supone realizar las acciones siempre de la misma manera, en el mismo tiempo y contexto. La repetición de una acción determinada, ayuda al niño a aprender más palabras, cuanto más se reitere un término o frase dentro de las acciones que realiza el niño, quedará más arraigado en su memoria. Hay que tener cuidado con las palabras nuevas excesivas, ya que ello solo confundirá al menor.

Otro detalle a tener en cuenta, es que se debe dar énfasis y entonación en las palabras pronunciadas, recuerden que los niños repiten lo que escuchan, así que debe darse mayor atención a este punto.

Durante los primeros seis meses de vida, ocurre que lo bebés suelen asociar una emoción con las palabras que escuchan, observan la expresión del rostro y lo que dice papá o mamá en relación a ello, inmediatamente reaccionan a este estímulo, ya sea demostrando alegría o llorando, por eso también hay que tener cuidado con esto.

Todas las actividades que realiza el niño son ideales para estimular sus destrezas y aprovechar estos instantes para interactuar y compartir con ellos. El pequeño necesita la cercanía de un adulto, porque ello lo hace sentirse más protegido durante sus primeros seis meses de vida.

Las rutinas diarias como cambiarlo de ropa, tomarlo en brazos, darle los alimentos, jugar con ellos, son de máxima importancia para que puedan observar expresiones y emociones, lo cual contribuye a estimular el lenguaje del niño.

La orientación de la voz también es importante, por ello, se debe aplicar en ciertas situaciones, por ejemplo, si le entregamos un artículo y a la vez se habla al respecto, el niño se orientará hacia la voz humana. De esta manera, comenzará a asociar las cosas, relacionando la voz humana a determinadas situaciones.

Mantener el orden en las actividades que debe realizar, permitirá que también se organice en el futuro. Las labores rutinarias como vestirse, alimentarse y dormir, son recibidas por el niño con atención y comienza a orientarse dentro de la actividad. Es así, que posteriormente comienza a expresar reacciones de agrado cuando lo van a alimentar, por ejemplo.

Cuando los niños empiezan a crecer, llegando a cumplir los seis meses de vida, puede ir incluyéndose otras rutinas propias de la edad, y dejar que ellos mismos observen la secuencia de las acciones, para formar un hábito. Cada paso del adulto es observado por los pequeños, por ello se deben repetir los actos para que el niño los grabe en su mente y así saber qué hacer o a qué estímulo responder según las actitudes.

Es necesario también que se incluyan variaciones en las acciones, para que el niño se acostumbre a recibir otros estímulos y sepa diferenciar cuando se cambia la rutina. Se pueden ir haciendo más complejos los juegos o actos, como por ejemplo, la persona puede trasladarse con un objeto y hacer que el niño centre su vista en él, pero sin dárselo de inmediato, de tal forma que el pequeño trate de alcanzarlo inclusive con su mano. Esta práctica puede permitir que cuando el niño tenga de 6 a 9 meses, pueda ser capaz de expresar gestos sociales como dar la mano, señalar o decir adiós. 

Conforme avance el tiempo, se debe conseguir que los juegos tengan mayor duración. Además, se tiene que observar algún progreso en la práctica, es decir si el bebé demoraba un minuto en un determinado juego, cuando ya cumpla los 9 meses, debe utilizar de 4 a 5 minutos. Así también, entre los 9 y 12 meses, empieza a desarrollar su lenguaje y la intención de comunicar algo, ya sea con primeras palabras, miradas, expresiones y acciones.

La estimulación es básica en este proceso, los padres juegan un rol importante, ya que pueden reforzar las habilidades de los niños, intentando que ellos realicen acciones como entregar y recibir objetos, extraer y guardar objetos, etc. Inclusive los padres pueden ir mencionando artículos que van cogiendo como juguetes, para que el niño asocie el lenguaje con las acciones que realiza.

El cerebro empieza a ordenar la información, cuanto más repeticiones haya de las acciones realizadas, lo ideal es que el niño disfrute de lo que hace, expresando sus emociones e ir variando las rutinas.

Durante los 12 a 18 meses, el pequeño debe tratar de mencionar cerca de 5 a 20 palabras, dando importancia cómo y en qué momento las usa, sin tener tanta envergadura, la pronunciación. Entre los 18 a 24 meses se calcula que el niño diga más de 200 palabras, nombrando objetos, personas y situaciones, así como realizar combinaciones sintácticas de palabras. Los padres deben estar atentos a las expresiones, para ayudarlos a armar nuevas oraciones o completar frases que puedan dar mayor sentido a la expresión

A los tres años, aproximadamente, el niño ya es capaz de expresarse, y aunque reducido, domina un vocabulario que le permita dar a conocer sus emociones y deseos.

Así evoluciona el lenguaje en niños…

Comunicación niños

Niño practicando el lenguaje

Entre los 3 y 5 años, el pequeño domina alrededor de mil 500 palabras y es capaz de estructurar frases de mediana complejidad y de conjugar verbos. Sin embargo, sus progresos en el lenguaje pueden ser irregulares, es decir, que en  etapas puede mejorar enormemente y estancarse en otras.

El juego y los juguetes toman un papel muy importante en este aspecto, pues fomenta la creatividad y potencia las capacidades comunicativas. ¿Cómo?. De una forma muy sencilla. El niño, durante el juego, se comunica con sus juguetes o sus compañeros de turno al dar las instrucciones o indicar reglas.

Otro punto importante es motivar las conversaciones entre padres e hijos a esta edad. Ya que el niño siente una curiosidad innata por todo lo que le rodea, desea conocer el por qué de todo y su modo de funcionamiento, es saludable partir de este aspecto. Explícale a tu hijo sobre todo aquello que desee saber y hazle una serie de preguntas. Con ello, reforzarás su vocabulario y comprensión del idioma. Toma en cuenta que a mayor precisión del lenguaje, mayor desarrollo de la capacidad mental.

Estimula su lenguaje, por ejemplo, a través de juegos como adivinanzas y trabalenguas sencillos. De esta manera, el niño conseguirá mejorar notablemente su pronunciación, comprensión y vocabulario.

Juega a hablar por teléfono o realice carreras hacia objetivos diversos. Por ejemplo, indícale que corra hacia el banco  o el árbol. Así, reforzarás sus conceptos de cada objeto.

Narra cuentos a tu hijo. Además de desarrollar su lado emocional, favorece la imaginación y las habilidades comunicativas.

Dibuja letras del abecedario y haz que el niño las coloree para que vaya familiarizando con las mismas y en un futuro esté más familiarizado con el aprendizaje de la escritura.

Enséñale canciones. Nada mejor que un tema musical para mejorar la articulación y fluidez de palabras. Además de divertido, ayuda también a fortalecer la memoria.

Juega con disfraces y pídele a tu hijo que comente sobre el papel que está interpretando en ese momento.

Las obras de teatro para niños son bastante recomendables para esta edad, ya que al escuchar los diálogos, ampliará su vocabulario y mejorará su comprensión del idioma. Además, desarrollará su sensibilidad por el arte y dará rienda suelta a su imaginación.

Entre los juguetes que recomendamos para desarrollar las capacidades de lenguaje, se encuentran las grabadoras para niños, teléfonos, instrumentos musicales, discos con música infantil, muñecos, cámaras fotográficas de juguete, máscaras, títeres o lápices de colores.

   

Han dejado 1 comentario...

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luis

10 de octubre de 2011 a las 7:21 AM

Existe un aparato para ponerle musica o voces de familiares al feto con el volumen adecuado para ellos

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